Lesión medular
Esta semana veremos en más detalle todo lo relacionado con una lesión medular, las causas principales, los tipos de lesión y qué opciones de rehabilitación existen. Sin embargo, como en otras ocasiones, empezaremos con una definición. Exactamente, ¿qué es una lesión medular?
Se considera que se ha producido una lesión medular cuando se han sufrido daños en la médula espinal a consecuencia de un traumatismo o de una enfermedad, aunque el 90% de los casos de lesiones medulares se deben a traumatismos que podrían haber sido evitados. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 250.000 y 500.000 personas sufren una lesión medular cada año en todo el mundo.
Por otra parte, los síntomas asociados a las lesiones medulares dependerán en gran parte de la severidad de lesión y a su localización en la médula espinal. Entre los más comunes están la pérdida -parcial o completa- de la sensibilidad o del control motor de los brazos, las piernas o, incluso, del cuerpo entero. Las lesiones más graves pueden afectar a la regulación del intestino, la vejiga, la respiración, la tensión arterial o al ritmo cardíaco. Además, muchas de las personas con una lesión medular padecen también de dolor crónico.
Causas de la lesión medular
Tal como vimos en la sección anterior, en la mayoría de los casos, las causas de la lesión medular es un evento traumático. De hecho, la causa principal de la gran mayoría de lesiones medulares suele ser un accidente automovilístico. A continuación, la siguiente causa más común, son las caídas accidentales. Estas caídas pueden producirse de forma fortuita, durante la realización de una actividad deportiva de cierto riesgo o debido a un accidente laboral. Por otra parte, otra causa común que produce lesiones medulares son los actos de violencia. En este caso, la lesión medular se produce debido a una agresión física ocasionada en una pelea, ataque personal o acto similar. Sin embargo, en la mayoría de casos, las lesiones causadas por un acto de violencia están relacionadas a heridas de bala.
Sin embargo, también existe la posibilidad de que una lesión medular se produzca por una enfermedad. De esta forma, distintas enfermedades que pueden resultar en una lesión a la médula espinal, también tendrán efectos similares a los descritos antes. Algunos ejemplos son la poliomelitis, la espina bífida, tumores primarios o metastásicos que afecten directamente a la médula espinal o la ataxia de Friedreich.
Tipos de lesión medular
Al igual que con otras lesiones neurológicas, existen distintos tipos de lesión medular. Así pues, el tipo de lesión será determinado por el grado de afectación de la misma y por su ubicación en la médula espinal.
De esta forma, si la lesión medular se produce a nivel cervical, estaríamos hablando de una tetraplejia. La tetraplejia es la pérdida o disminución de la sensibilidad y/o del control motor (movilidad voluntaria) de los miembros superiores (brazos), inferiores (piernas) y de todo el tronco.
Sin embargo, si la lesión medular se produce a nivel torácico y lumbar, estaríamos hablando de una paraplejia. La paraplejia produce una falta de sensibilidad y / o una parálisis total o parcial de los miembros inferiores (piernas) y de la parte del tronco que se encuentre por debajo de dónde se ha producido la lesión.
Por último, una lesión medular a nivel del cono medular y de la cola de caballo (parte baja de la médula espinal) afectará la sensibilidad y reducirá la movilidad voluntaria, pero normalmente no se pierde la capacidad de andar. Sin embargo, la secuela más común será la pérdida de control de los esfínteres y la alteración en aspectos sexuales.
Rehabilitación de lesión medular
Finalmente, en esta sección veremos en qué consiste la rehabilitación de lesión medular para aquellas personas afectadas. Aunque no existe una “cura” después de este tipo de lesión, si es posible conseguir mejoras funcionales que nos puedan dar una mayor autonomía en nuestra vida diaria. Al igual que con otras lesiones neurológicas, el tipo de tratamiento y el pronóstico dependerán del tipo de lesión sufrida. A pesar de que no existen garantías de mejora para los pacientes, el tipo de lesión se determinará por la gravedad de la misma y por su ubicación.
Un tratamiento de rehabilitación será muy útil para intentar reducir la gravedad de la lesión, mejorar el control motor de aquellos músculos afectados y ganar en habilidades funcionales que nos darán más autonomía y movilidad. Además, es muy recomendable que la rehabilitación recibida sea multidisciplinar. Es decir, que durante el proceso de rehabilitación trabajen en equipo y de forma coordinada médicos rehabilitadores, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, logopedas y enfermería. Este tipo de lesión compleja requiere un abordaje distinto que no solo intente recuperar funcionalidad, sino que también enseñe las nuevas habilidades que requerirá el paciente para adaptarse a la nueva realidad ocasionada por la lesión.